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Camino de Santiago desde Madrid en bici, etapa 4

 Ayer terminé de contaros el camino en su tercera etapa de recorrido, aunque no pude contar nada del lugar donde me alojaba porque no tenía excesivo conocimiento del mismo -acababa de llegar-, así es que hoy me toca comentar algo de ayer y también del camino recorrido hoy :-)

 

Me alojé en el Hotel de Villalón de Campos y lo cierto es que me trataron estupendamente. También es verdad que me cobraron 39 euros más IVA por la habitación y que después de comer y desayunar la factura ascendió a los 63 euros, pero no debemos olvidar que quien algo quiere, algo le cuesta, y la habitación era excelente igual que el trato.

 

Hotel de Villalón de Campos

 

Para cenar me fui al pueblo, que estaba en fiestas, y me tomé una hamburguesa especial en el bar El Paso, que siendo bastante barata me permitió meterme entre pecho y espalda dos buenas jarras de cerveza con limón y un gin tonic, que para eso me había hecho yo un montón de kilómetros en bici ¿no? Me fui a dormir relativamente pronto y contento -lógico, después de tanto brebaje subido de grados- y he podido descansar lo suficiente para esta mañana levantarme a las 5:15 y comenzar el camino a eso de las 6:30 horas. Ya sabéis, la ola de calor no tiene en cuenta a los peregrinos, lástima.

 

Nada más salir he preguntado a un coche de la benemérita que pasaba por allí y me ha dicho que tenía que seguir la carretera en dirección a Villada. Por lo que he podido ver después entiendo que deben existir otros caminos, pero no soy yo nadie para quitarle razón a los señores del tricornio, así es que he tomado asfalto hacia adelante en la dirección que me mandaban. Bien es verdad que a unos centenares de metros había un camino de tierra que estaba en obras y que prometía ser parte del camino, pero como no he visto ninguna señalización que indicara que lo fuera y ya son muchas veces las que he metido la pata, he decidido seguir por la carretera.

 

En este trayecto he encontrado varias señales indicando que este era el camino que llevaba al camino francés, aunque no tenían nada que ver con las famosas flechas amarillas que iban guiándome desde la mismísima salida de Cercedilla.

 

señal camino de santiago y leon

 

En Villada se toma el desvío hacia el pueblo y desde allí se retoma carretera (la CL 611 en vez de la P-905 por la que venía) en dirección a Sahagún. Lo único que puedo decir de este tramo es que han sido 33 kilómetros de puro aburrimiento que he podido realizar relativamente bien porque todavía no apretaba el calor. A Sahagún he llegado como a las 9 de la mañana y me he encontrado con un panorama totalmente distinto en cuanto a peregrinaje. Si hasta entonces había visto como una docena de peregrinos repartidos en más de 300 kilómetros de ruta, en el propio Sahagún podían verse peregrinos por todas y cada una de las calles recorridas. Dicen que hay varios caminos que parten desde Sahagún, yo sólo he encontrado uno que circulaba paralelo a una carretera y por encima de la A-231, no tenía demasiado que ver salvo el continuo pasar de los peregrinos, pero al menos no me he sentido tan solo como en etapas anteriores.

 

Durante la primera parte de este tramo me he empeñado en ir por el camino en vez de por la carretera para aprovechar la sombra de los árboles, lo que me ha valido más de una sonrisa complaciente de otros ciclistas que me pasaban fácilmente por asfalto y la realidad de tardar bastante más en realizar los mismos kilómetros. A la altura del pueblo de Reliegos he parado a comprar bebida y me han tenido no menos de 15 minutos de reloj esperando porque había una señora escogiendo un regalo que le había tocado por comprar no sé cuantos vales de no se qué comida, ha sido curioso, pues la tendera era bastante simpática y lo cierto es que la situación me ha servido para olvidar en parte el dolor de mis zonas traseras, el de las manos, las picaduras de insectos que lamentablemente llevo en los tobillos y el mucho calor que estoy pasando en el camino. Desde dicha parada hasta mi destino final en Mansilla de las Mulas ha sido todo un sufrimiento por desear llegar. Es cierto, no he disfrutado del viaje. 

 

peregrinos

 

Al llegar a Mansilla me he encontrado un pueblo mucho más vivo de lo que imaginaba por su nombre, totalmente dispuesto a acoger a todos los peregrinos y, de hecho, ha sido el primer lugar en el que he tenido que buscar cama en más de un lugar porque ya había pensiones y hostales completos. Al final me he alojado en un Hostal (mañana os digo el nombre, hoy no me acuerdo) en el que la habitación individual con baño me salía por 25 euros. Comparado con el que estuve en Santa María la Real de Nieva es un auténtico robo por las instalaciones pero me temo que el hecho de estar en pleno camino hace que la oferta y la demanda ya no sean tan miradas con los peregrinos.

 

Para comer he ido a un lugar que se llamaba El Jardín del Camino que posee albergue y que, al menos para mi, ha cumplido con su nombre. Al entrar he visto a la camarera con grandes dificultades para entenderse con unos peregrinos extranjeros y, aprovechando que chapurreo algo de inglés, le he echado una mano. Ha sido fantástico, pues la camarera me ha tratado muy bien después de ello, aunque debo decir que la he visto tratar a todo el mundo de un modo excelente. Su nombre es Gabriela y después he sabido que era nacida en Rusia, de padres alemán y polaca… bueno, o polaco y alemana, o algo así, el caso es que el inglés no lo hablaba, pero lo que es polaco, alemán, ruso y español sí que andaba bien (ya quisiera yo)

 

Gabriela, una flor en el jardín del camino

No podéis verla bien porque dice que no le gustan las fotos :-) pero al natural es todo desparpajo y humor. Dice que no hay mejor cliente que el peregrino, que siempre da las gracias y pide por favor.

 

Los peregrinos con los que hablaba resultaron ser dos suizos (Daniel y Josephine) y un alemán (Daniel) con los que he terminado tomando algo al final de la comida. Hemos estado hablando de sus motivos para hacer el camino andando y de cómo lo estaban sufriendo o disfrutando. Los suizos, con 23 y 24 años respectivamente, estaban encantados con la experiencia, se notaba que estaban saboreando cada kilómetro del camino, realizando una ruta en la que lo menos importante era el trayecto recorrido y lo verdaderamente interesante el propio caminar, las vivencias, la experiencia, creo que en España tenemos una suerte inmensísima de poder contar con algo como el camino de Santiago para poder conocer a gente como esta. Daniel, el alemán, con sus 31 años, estaba igualmente encantado, había venido desde Alemania sin saber qué le esperaba y se encontraba disfrutando de una experiencia única que le permitía ver su vida con una perspectiva más completa. A cada kilómetro que recorro en el camino me doy cuenta que lo importante del mismo son las vidas que salpican su trayecto.

 

peregrinos camino de santiago

Daniel, Josephine y Daniel, tres peregrinos del extranjero que están disfrutando su camino hacia Santiago.

 

Aquí tienes todos los contenidos relacionados con mi camino:

 

Camino de Santiago desde Madrid, etapa 1

 

Camino de Santiago desde Madrid, etapa 2

 

Camino de Santiago desde Madrid, etapa 3

 

Camino de Santiago desde Madrid, etapa 4

 

Camino de Santiago desde Madrid, etapa 5 

Camino de Santiago desde Madrid, etapa 6

Camino de Santiago desde Madrid, etapa 7

Camino de Santiago desde Madrid, etapa 8

Camino de Santiago desde Madrid, etapa 9

El camino son las gentes que te encuentras.

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